La famosa responsabilidad afectiva

Seguro que has oído hablar por ahí de responsabilidad afectiva. Es un término que se ha popularizado en los últimos años y que muchos poliamorosos reclaman como la principal fórmula del éxito para sus relaciones.  

De hecho Google revela que más de 14800 personas buscan estas palabras en el buscador cada mes. Puede que esas personas estén buscando entender un poco mejor cómo funciona el poliamor o, simplemente, les interesa el concepto para aplica a sus relaciones monógamas. En cualquier caso la responsabilidad afectiva es tendencia. Eso es indudable. Y nosotros los terapeutas…¡Nos regocijamos de que así sea!

 

¿Qué es la responsabilidad afectiva?

 

Siento decirte que este artículo no va de poliamor. Hoy hablaré de este término en el sentido más amplio. Así que…¿Qué quiere decir esto de la responsabilidad afectiva? Significa que eres responsable de tus actos, de tus emociones y del impacto que éstas tienen en los demás. 

Se trata de una premisa básica a la hora de vincularnos y aplica a cualquier relación, ya sea un pariente, tu pareja o un amigo. La calidad de tus relaciones dará un salto exponencial una vez domines el arte de la responsabilidad afectiva.

 

responsabilidad afectiva poliamor

 

Te daré un ejemplo real. Imagínate una pareja consolidada. Llevan varios años juntos. En esos años se repetía una dinámica: ella siempre proponía planes y él siempre decía que sí. ¿Conclusión? Siempre se hacía lo que ella quería. Hasta aquí no tendría por qué haber ningún problema…

Al cabo del tiempo deciden ser padres y tienen un bebé. Ella, acostumbrada a tomar todas las decisiones en la pareja, rápidamente toma las riendas de la crianza y empieza a decir “cómo se tienen que hacer las cosas” sin apenas tener en cuenta la opinión de su pareja. 

De repente, ese padre primerizo empieza a sentirse mal…Cuando se trataba de temas de pareja no le importaba tanto dejarse llevar pero en lo que a su paternidad se refiere…Ahí sí tenía algo que decir. Quería tener voz y voto. 

Y ahí llegó el problema porque, aunque él empezó a sentirse así, no era capaz de expresar su necesidad con asertividad. Alguna vez reunió el coraje para llevarle la contraria a la madre y decir su opinión pero sin grandes resultados. 

Finalmente él se fue alejando de la madre de su hijo…Cada vez había menos comunicación. Él se fue evadiendo y encerrando en su trabajo. Ella cada vez se sentía más sola porque la verdad es que él no estaba presente. Finalmente esta pareja se divorció. Cada uno lo hizo lo mejor que pudo con los recursos que tenía en ese momento. 

Ahora bien, ¿cómo habría sido esta misma situación, si ambos estuvieran entrenados en el “arte” de la responsabilidad afectiva?

Realmente eso nunca lo sabremos pero seguramente habrían habido muchos más momentos de encuentro real, de escucha empática y mucho más respeto y honestidad por ambas partes.

Él necesitaba entrenar su capacidad de decir que no, de poner límites, de hablar con amor y asertividad…Ella necesitaba practicar la escucha y la empatía para poder realmente ver a su pareja y respetar sus límites y sus necesidades.

 

problemas de pareja

 

La terapia gestalt y la responsabilidad 

 

En la Gestalt se trabaja mucho la responsabilidad a todos los niveles. Es uno de los pilares de nuestra terapia. Empezando por cosas tan simples (y a la vez tan escurridizas) como hablar en primera persona. 

Es decir, cambiar esta frase: “Cuando trabajas duro y te rechazan el proyecto duele”. 

Por esta otra: “Me duele cuando trabajo duro y rechazan mi proyecto”. 

Pero este es sólo un ingrediente de muchos para conseguir una verdadera madurez emocional. Si quisiéramos describir el proceso de forma muy resumida sería algo así.

 

PASO 1- DARSE CUENTA: reconoce tus emociones y tus mecanismos de defensa

En terapia Gestalt practicamos el “darnos cuenta”. Para poder darte cuenta de lo que te está pasando, de lo que estás sintiendo, tienes que aprender a escucharte. 

Si no sabes cómo te sientes, cómo funcionas…¿Cómo vas a ser capaz de manejarte en una relación de forma sana y madura? El primer paso hacia la responsabilidad afectiva es conocerte muy bien. 

En terapia te damos las herramientas para que aprendas pero lo más importante es practicar. Practicar esa escucha interna cada día, a cada momento. 

Cuanto más practiques, más fácil te resultará saber cuáles son tus límites y tus necesidades. También aprenderás a identificar cómo reaccionas ante determinadas situaciones y verás que, curiosamente, siempre actuas igual ante ciertas circunstancias…Esto tiene que ver con tus “mecanismos de defensa”, de los que hablaremos en otros artículos.

 

PASO 2- LIBERA tus emociones 

En muchos casos los clientes que llegan a consulta llevan toda la vida reprimiendo ciertas emociones que consideran “tabú”. Un clásico es el enfado. 

Partiendo de que todas las emociones son válidas, en consulta les daremos espacio a lo que sientas, sea lo que sea. Puede que después de practicar esa escucha interna te hayas dado cuenta de que sientes muchísimo resentimiento. Puede que hacia tu pareja, hacia tu jefe, hacia tu madre…Incluso hacia ti mism@.

No te imaginas lo potente que puede llegar a ser liberar esas emociones reprimidas en un entorno seguro con alguien que te apoya, que te guía y que te va a saber recoger, pase lo que pase. 

Cuando por fin lo consigues, te sientes mucho más ligero. De repente hay espacio en ti para cosas nuevas…Para más amor…Empiezas a estar más disponible para el otro.

 

responsabilidad afectiva emociones

 

PASO 3- HAZTE CARGO

Cuando llegues al paso 3 ya estarás mucho más cerca de manejarte en tus relaciones como un “ninja” de la responsabilidad afectiva

Llevas meses e incluso años entrenando la escucha interna…Y la escucha empática hacia el otro. 

Tienes espacios y fórmulas para poder vaciar tus emociones de forma sana y segura: terapia, yoga, escritura terapéutica, danza, teatro…

Ya sólo queda poner en práctica todo lo aprendido…Toca pasar a la acción.

Porque “darse cuenta” de donde fallas está genial pero si nunca llegas a modificar tu conducta, el impacto de ese cambio y de tu proceso será mínimo. 

Sin embargo, si eres capaz de darte cuenta lo suficientemente pronto como para no volver a caer en “viejas trampas”, ahí es donde realmente ocurre la magia. 

De repente tu entorno empieza a ser consciente de tu crecimiento personal y te lo señalan. Cada vez te sientes más a gusto contig@ mism@ y eso se nota y atrae a los demás. ¡Disfruta, te lo mereces! Es hora de recoger los frutos de tu compromiso contig@ mism@. 

 

Ventajas de ser una persona responsable

 

  • Una vida más tranquila. Las emociones ya no te controlan
  • Más seguridad en ti mism@. Reconoces que tú no eres tu emoción ni tu “neura”. Tú eres mucho más. Las emociones van y vienen y nos traen mensajes. Pero “tú no eres tu depresión, ni tu ansiedad, ni tu miedo”. Sientes ligereza.
  • Mejores relaciones. Te haces cargo de ti, de tus necesidades y gestionas tus emociones correctamente. Por tanto dejas de cargar al otro con responsabilidades que no le corresponden. ¡Qué gran descanso para tu pareja y amigos…! Curiosamente ahora tienen más ganas de pasar tiempo contigo y se abren más a ti y compartís una intimidad diferente. 

 

reponsabilidad afectiva en la pareja

 

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Artículo escrito por: Inés Moreno. Síguenos en Instagram para más contenido sobre crecimiento personal, gestión emocional y terapia gestalt.