¿Qué relación tiene esa nube al atardecer contigo?

Según el budismo, todo está interconectado y todo es interdependiente. Sogyal Rimpoché, en El libro Tibetano de la vida y la muerte, explica:

Buda comparó el universo con una inmensa red tejida con una infinita variedad de gemas centellantes. Cada gema, con un número incalculable de facetas, refleja todas las demás gemas de la red y, de hecho, es una con todas las demás.

En el mismo libro Rimpoché propone que imagines una ola en la superficie del mar. Y en cierto modo, ésta parece poseer una existencia propia e individual, con un inicio y un final, un nacimiento y una muerte.

Vista de otro modo, la ola en sí no existe realmente sino que es un fenómeno que el viento y el agua lo hacen temporalmente posible, y depende de un conjunto de circunstancias en constante fluctuación, y cada ola está conectada con todas las demás. A lo que de forma maravillosa, Sogyal transmite:

«Nada posee una existencia intrínseca.»

Increíblemente, nada existe independientemente. Todo está interconectado en ésta inmensa e infinita red de gemas que Buda mencionaba.

Por ejemplo, un árbol: sin tierra que lo alimente y sostiene, sin lluvia que rocíe sus hojas, sin sombra, sin sol, sin luna, sin estrellas, sin oxígeno, sin dióxido de carbono no podría ser árbol. Por tanto, el árbol es la tierra que lo sostiene y alimenta, el árbol es la ave que posa sobre sus ramas, el árbol es la lluvia que rocía sus hojas, el árbol es el capullo de una mariposa que cuelga a dispensas de su metamorfosis, el árbol es el sol que le calienta y la luna que le acuna. Sogyal añade:

«Todo el universo contribuye a hacer del árbol lo que es, y en ningún momento puede estar aislado del resto del mundo.»

Es a esto a lo que el Budismo se refiere con el término Shuniata, la vacuidad: todo carece de existencia independiente, no hay esencia individual todo está vacío.

Las gemas de Buda son tú, él, yo, ella, ellos, y nosotras, vosotros… somos gemas que tenemos un número incalculable de facetas, que reflejamos luz y sombras en la inmensa red gemas del universo.

Tu eres ese árbol también.

Imagina ahora a una mujer que está en sus primeras semanas de embarazo. Lo que consuma, fume, piense, diga, viva ésta mujer de alguna forma u otra tendrá un impacto en el o la bebé. Y más allá del embarazo, todo lo que yo te diga, te haga o no, tendrá un impacto en ti.

Tu forma amorosa de observar y vivir en el mundo; importa muchísimo. Tu forma amorosa de observar una abeja, o los colores del atardecer, o bailar esa canción que tanto te gusta, o mirar en el iris de aquella persona que amas, o acariciar las mejillas de tu mamá, dejarte sentir el abrazo de papá, observar amorosamente a tu vecino mientras tiende la ropa, respirar aire de una forma atenta en un bosque de los pirineos, parar a recoger una botella de plástico en el suelo y acariciar un árbol; importa muchísimo. Todo está interconectado, todos somos todo.

Y cuando sientas amor por ese árbol, siéntelo, siéntelo cómo si te amases a ti, a tu madre, a tu padre o simplemente como el árbol que es. Cuídate, ámate, ve a terapia, y re-aprende a amar tus sombras y tus luces, y así podrás amar mejor al mundo.

Artículo escrito por: Marc Franch , terapeuta Gestalt .

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