Cómo reconocer y cambiar tus patrones de conducta

Hay una razón por la que suelen repetirse el mismo tipo de situaciones en tu vida. Y esa razón eres…Tú. Sí, efectivamente. Te pasan las mismas cosas porque inconscientemente tú actuas de la misma forma y eso genera los mismos resultados de siempre. A esto lo conocemos en terapia como patrones de conducta. Deja que te dé algunos ejemplos.

 

“Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes” – Albert Einstein

 

En el terreno de la pareja, por ejemplo. ¿Sientes que siempre atraes al mismo tipo de pareja? Quizás no te das cuenta al inicio porque el enamoramiento te nubla. Pero conforme la relación va avanzando empiezas a identificar comportamientos en el otro que te resultan muy conocidos…

 

 

Por ejemplo nunca habla de sus sentimientos. No tienes claro lo que está pasando por su cabeza porque no suele compartir sus intimidades contigo. Y eso te genera desconfianza…Además cuando tú te expresas y te pones vulnerable él/ella intenta “huir”. O directamente le quita importancia: “¡Qué exagerad@ eres!”. Demasiada emocionalidad le abruma. Le incomoda. 

Este tipo de comportamiento “evitativo” dice mucho sobre sus patrones de conducta. Y, sí, es cierto que tu pareja podría hacer trabajo personal para descubrir qué le pasa con las emociones (con las suyas y con las de los demás). Pero a mí me interesa más saber qué hace que tú elijas siempre a este tipo de persona que sabes que te va a hacer sentir incomprendida. Ese sería tu patrón.

 

1- Para poder cambiar tus patrones de conducta primero debes aprender a identificarlos

Es prácticamente imposible cambiar algo de ti, si ni siquiera sabes que existe. 

Imagínate que almorzaste una ensalada y se te quedó un trocito de lechuga en la paleta. Tú sigues tu día tan feliz sonriendo a la gente con tu trozo de lechuga en los dientes como si nada. Hasta que una de estas personas con las que te cruzas en tu día a día se te queda mirando fijamente y entonces piensas…¿Qué pasa? ¿Tengo algo en la cara? Te acercas al baño y ves que tenías algo entre los dientes. 

Pues así suele ser también con los patrones de conducta. Suelen entrar en juego cuando interactuamos con los demás. Así que…¡Aprovecha cada interacción! Es la mejor forma de identificarlos. 

 

¿Cómo descubrir tus patrones? 

 

Esto requiere de cierto nivel de autoconocimiento y de mucha práctica. No pretendas cambiar en días los patrones de conducta que llevan años acompañándote.  De hecho puede que haya ciertos patrones que sean heredados de tus padres y demás ancestros. Así que, ante todo…¡Paciencia! 

Para identificar tus patrones te invito a que estés atent@ a las situaciones que te hacen reaccionar en el día a día. 

 

¿Qué situaciones recurrentes te sacan de quicio? 

Puede ser que seas testigo de una humillación o de una injusticia y eso te encienda. Por ejemplo cuando el jefe le falta el respeto a la persona en prácticas. 

Puede ser que te pongas muy nervios@ cuando hay mucho desorden en casa o cuando las cosas no salen como habías planeado.

 

¿Qué situaciones hacen que te tambalees y pierdas tu seguridad en ti mism@?

En el ejemplo de arriba hablábamos de una pareja en la que uno “se abre en canal” el otro se muestra frío. No muestra empatía y no comparte su intimidad. 

 

Cada vez que tomes consciencia de que hay una situación concreta que te está removiendo por dentro anótala. Escríbelo en detalle en un cuaderno, en tu diario o una nota del móvil. 

 

anota tus patrones de conducta

 

2- Ahora busca el origen de esos patrones de conducta

 

  • Cuando hayas identificado las situaciones que te molestan y que se repiten una y otra vez busca un momento de calma en tu día para hacer algo de trabajo personal. 

 

  • En un entorno donde te sientas cómodo, seguro y relajado cierra los ojos y respira profundo. Después de hacer varias respiraciones largas y profundas vuelve a recordar la última situación que te alteró y que parece que te persigue. 

 

  • Pon atención a la emoción que estás sintiendo. Intenta ponerle nombre. 

 

  • Presta atención también a tu cuerpo. ¿Cómo lo sientes? ¿Notas alguna tensión, alguna sensación corporal interesante? Si así es, enfócate en esa sensación corporal y céntrate sólo en sentirla en tu cuerpo. 

 

  • Sigue respirando y ahora, con esa emoción activada y con esa sensación corporal a flor de piel, procura ir hacia atrás en el tiempo. Busca otra situación similar en la que sentiste lo mismo. 

 

  • ¿La tienes? Bien, ahora intenta revivirla al detalle. ¿Quién estaba en la escena? ¿Cuál era la actitud de esa/s persona/s? ¿Qué estaba pasando? ¿Cómo te sentías ante eso? ¿Qué edad tenías? 

Te recomendamos que no hagas este ejercicio sol@. Lo ideal es que esta práctica sea guiada por un terapeuta profesional. En Gestalt Terapia nuestros terapeutas están entrenados para acompañarte en este “viaje al pasado”. Con ellos estarás seguro.

¿Por qué digo esto? Porque por experiencia sé que cuando conseguimos conectar con experiencias dolorosas del pasado, es importante tener a alguien de confianza y experimentado a tu lado que te acompañe y acoja lo que sea que estés sintiendo. Si tocas con el miedo, por ejemplo, siempre es mejor hacerlo en un entorno seguro. 

 

3- El proceso de integración y el inicio del cambio

Cuando hacemos esta práctica acompañados de profesionales es muy habitual descubrir cuál es el origen de esos patrones repetitivos que están interfiriendo con nuestra vida a día de hoy y que no nos están permitiendo: descansar, crecer, amar, disfrutar, tomar riesgos…

¿Y por qué es importante saber de dónde vienen los patrones de conducta? Pues porque suelen estar relacionados con algún asunto inconcluso del pasado que se quedó abierto. 

Si volvemos al ejemplo de la pareja con el que empecé este artículo podemos observar que, quizás, la persona que se muestra más emocional reclama empatía e intimidad del otro porque de pequeñ@ le faltó eso de su padre o de su madre. 

Entonces ahora, de adulto, de forma inconsciente busca cerrar ese asunto inconcluso con su pareja. Busca que su pareja le dé lo que su madre o padre no le dio. 

Pero…¿Es justo pedirle a nuestra pareja que cierre nuestras heridas de infancia? Ya te digo yo que, sea justo o no, la única persona capaz de cerrar esos asuntos inconclusos tan personales eres tú.

 

Con terapia puedes conseguir el cierre que necesitas. Será todo un proceso pero te permitirá:

 

1- Entenderte mejor a ti y saber qué es lo que necesitas.

Empiezas a conocerte a ti mism@ de verdad, sin tantos condicionamientos externos.

 

2- Mejorar tus relaciones

Un bonus de conocerte y entenderte mejor a ti mism@ es que en el proceso también aprenderás a ver más al otro y a ser más comprensivo y compasivo. Pero primero debes serlo contig@ mism@. Además sabrás identificar mejor qué es tu responsabilidad y hacerte cargo. Y también podrás quitarte cargags que no te corresponden. Podrás ver más fácilmente qué no es «tuyo», sino del otro. Y podrás aprender a soltar eso que no te corresponde. ¡Qué liberación!

 

3- Tomar mejores decisiones y dejar de sufrir tanto intentando cambiar cosas que no puedes cambiar.

Una vez que tienes claro quién eres de verdad y lo que quieres en tu vida te resultará más fácil priorizar y poner límites. ¡No habrá quien te pare a la hora de constuir la vida que quieres!

 

patrones de conducta

 

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Artículo escrito por: Inés Moreno. Síguenos en Instagram para más contenido sobre crecimiento personal, gestión emocional y terapia gestalt.