Reto: prepárate para tu próxima navidad en familia
Quizás sientas que es un poco temprano para estar hablando de las Navidades pero el equipo de Gestalt Terapia Bcn ya tiene ganas de hacerte un regalito. Queremos entrenarte para que esta navidad en familia sea lo más llevadera y gustosa posible.
Quedan 54 días para Navidad así que tienes tiempo para ir “haciendo músculo” de cara a las celebraciones navideñas que tanto agobian a la mayoría de nuestros clientes.
Para ello te proponemos el reto ENTRENAMIENTO EMOCIONAL para unas navidades con más calma y disfrute.
¿Cómo funciona este reto para superar tu próxima navidad en familia?
PARTE 1 – Diario de bitácora
Si quieres vivir tu navidad en familia desde otro lugar este año, puedes poner de tu parte para que así sea. Empezando por esta práctica de autoconocimiento.
A partir de hoy y en los próximos 21 días quiero que anotes cada vez que algo te haga reaccionar.
Es decir, cada vez que una situación:
- Te frustre o te cabree
- Te paralice de miedo.
- Te dé muchísimo asco.
- Te duela o te entristezca
- Te ponga contentísim@
…¡ANÓTALO!
¿Y qué escribo?
1- Describe la situación que ha detonado esa emoción o conflicto: ¿qué estaba pasando, con quién estabas, qué se dijo…?
2- Nombra la emoción predominante e intenta ver qué otras emociones sientes al revivir la escena. Seguro que hay más de una emoción y es muy interesante registrar al menos las 2 principales.
3- Piensa y anota…¿Te has sentido así ya en el pasado, en situaciones similares? La idea es que puedas identificar si la situación o la persona que detonó tu reacción puedan estar relacionadas con algo o alguien del pasado. O algo que se repite mucho en tu presente.
Te doy un ejemplo personal.
Últimamente una situación que me está generando mucha rabia y frustración es que me doy cuenta de que a mi actual pareja no le gusta organizar ni proponer planes para nosotros. Yo suelo mostrar siempre la iniciativa.
Y aunque le he pedido de forma clara y amorosa que, por favor, tome él las riendas de vez en cuando para que yo pueda descansar, dejarme llevar y recibir…Él no lo hace. No le nace. No le interesa.
Eso me genera sobre todo frustración (al principio). Si rasco y profundizo en lo que siento me doy cuenta de que debajo del enfado lo que hay es tristeza. Me afecta porque yo interpreto su falta de iniciativa y de ganas como indiferencia hacia mí. Como si no me quisiera “lo suficiente”.
¿Y quién me hacía sentir así habitualmente?…¡YES! Mi Señor Padre. ¡Que es un bendito! No me malinterpreteis. Pero ante ciertos reclamos míos yo sólo recibía indiferencia.
Como veis esta situación del presente me conecta con ciertas situaciones que viví habitualmente de pequeña y pone de relieve una de mis heridas de infancia, la del rechazo.
Sergi, el director de Gestalt Terapia BCN, me diría que no hiciera mía esa indiferencia. No es que «yo no le importe» a mi padre o a mi pareja. Ese comportamiento dice más de ellos y de su actitud ante la vida o de sus dificultades que de mi capacidad de ser amada. O de mi merecimiento. Lo dejo por aquí…Por si ayuda. A mí siempre me ayudan los recordatorios del Sr. Mijagi Franch (digo, Sergi Franch)
PARTE 2 – Te “chivamos” tus heridas de infancia
Pues bien, pasamos a la segunda parte del RETO…¿Qué haces con toda la información recogida?
Comparte con nosotros
Comparte con nosotros en comentarios en este blog o en las RRSS la situación que más se repitió, te daremos nuestra hipótesis sobre qué patrón o herida de infancia se está activando.
Identifica qué herida de infancia se está activando
Tú te preguntarás…¿Y qué tendrán que ver las heridas de infancia con pasar una navidad agradable en familia?
¡TODO! Porque cómo nos relacionamos con los demás de adultos es un reflejo de nuestro carácter, de nuestra educación y de lo que hemos vivido.
De hecho, nuestro carácter se forja en los primeros 6 años de vida. Las pequeñas o grandes “tragedias” que vivas en esos años determinarán tu forma de relacionarte contigo y con los demás.
Las dificultades o experiencias dolorosas que vivimos de niños son lo que ahora conocemos como heridas de infancia. Te resumo brevemente las 5 principales:
#1 Herida de abandono
Para tener la herida de abandono no hace falta que tu padre o madre te haya abandonado literalmente. Aunque, si eso pasó, te abrazo fuertemente.
Basta con haber sentido una soledad profunda de niñ@. Suele ocurrir cuando nuestro padre o madre (o los dos) estaban ausentes. Ya sea porque trabajaban mucho, o viajaban…O bien porque no estaban presentes o disponibles a nivel emocional para ti.
#2 Herida de injusticia
Si tus padres o cuidadores (ej. tus abuelos) eran fríos y autoritarios…Si sólo te daban cariño cuando “conseguías cosas” que eran importantes para ellos. Por ejemplo, cuando obedecías…Cuando sacabas buenas notas…Cuando cuidabas de tu hermanit@…En definitiva, cuando hacías las cosas como ellos querían.
Viviste en un entorno de alta exigencia y seguramente tus opiniones y emociones no fueron validadas.
#3 Herida de humillación
De niñ@ tus principales figuras de apego te criticaron fuertemente y habitualmente. Eran despreciativos y te avergonzaban delante de los demás.
#4 Herida de traición
Si de pequeñ@ tus padres te hacían promesas que no cumplían…Si te mentían habitualmente, seguramente a día de hoy te cueste mucho confiar en el otro.
#5 Herida de rechazo
Ocurre cuando de pequeñ@ sentiste que tu padre, madre o principal figura de apego no te aceptó tal y como tú eras.
Imagínate que tú te muestras auténtico, libre, espontáneo y haces algo desde tu más pura esencia. Y lo que recibes de tus padres es un “Así no”. O un “Eso no está bien”. O bien algo del tipo “¡Qué pesad@ eres!/¡Qué exagerad@ eres!”
También puede ser que te esforzaras mucho por conseguir algo que era importante para ti y cuando fuiste a compartirlo con tus padres ellos mostraran indiferencia.
EJEM, EJEM. ¿Os suena de la historia personal que compartí más arriba?
Si llevamos esta situación ya reconocida a mi próxima navidad en familia, pues es posible que cuando comparta algo importante para mí esperando validación o apoyo, puede que no la reciba…O no como a mí me gustaría.
Por ejemplo, puede que yo hable de mi nuevo negocio como terapeuta con ilusión y que mi padre no intervenga en la conversación…Indiferencia una vez más.
Lo que cambiaría aquí es mi reacción ante la indiferencia. Puede que al haberlo trabajado con este reto (y en terapia), pueda comprender de dónde viene su indiferencia y no sentirme dolida por ella. Puede que al entender mejor a mi padre y tomar mi parte de responsabilidad como adulta, lo que sienta es una ligera punzada de dolor y también una sensación cálida de compasión por él.
También es posible que al haber trabajado en reconocer qué tipo de comportamientos me afectan. Y al poder prever cómo va a reaccionar mi padre yo decida actuar de forma diferente. Es decir que puede que decida hablar de mi negocio con otras personas más afines al mundo de la terapia y que en la cena de Navidad hable de otros temas comunes con mi padre. Sería soltar esa necesidad de aprobación…Realmente no sé lo que haré. Pero sé que tengo opciones.
PARTE 3 ¿Para qué me sirve todo esto?
En primer lugar para tomar conciencia de cuántas veces reaccionamos ante ciertas personas o situaciones. Así vas conociéndote mejor. Te das cuenta de tus mecanismos “automáticos”. Ese es el primer paso para poder cambiarlos.
Porque al otro no le vas a poder cambiar. Tan sólo puedes trabajar en ti. El otro debe realizar su propio proceso. Está en su camino y no le puedes obligar a que actúe de forma diferente.
Lo que sí puedes hacer es retirarte o reaccionar de forma diferente a la habitual.
Por tanto, si en tu próxima navidad en familia te encuentras reviviendo una “situación conocida” con tus padres o familiares cercanos ahora puedes activar tu “sensor arácnido” y ver si lo que te está molestando es realmente el comentario del “cuñado de turno” o ese dolorcito más antiguo que está guardado en una cajita bajo llave…El dolor de ese niño o niña que sintió ese rechazo por parte de mamá o papá.
Si es esto último, te animo a que inicies un proceso de terapia con el equipo. Aquí te recibiremos con los brazos abiertos para que seas tú mismo, para que liberes tensiones y emociones enquistadas…Para que puedas vivir mejor…¡Y vivir las próximas navidades en familia un poco más a gusto!
Sé un Ninja de las relaciones…Entrénate con nosotros para que esta navidad en familia no te pase factura
Si quieres probar la terapia gestalt, aprovecha este descuento. PRIMERA SESIÓN AL 50%. Contáctanos para reservarla.
Artículo escrito por: Inés Moreno. Síguenos en Instagram para más contenido sobre crecimiento personal, gestión emocional y terapia gestalt.