Miedo a la soledad

En tiempos de pandemia muchos tuvimos que hacerle frente a nuestro miedo a la soledad. Fueron circunstancias excepcionales que nos obligaron a mirar hacia dentro. El confinamiento puso a prueba nuestras habilidades psícológicas y emocionales para atravesar la incertidumbre, las pérdidas y los cambios. Y, desde luego, puso en bandeja un gran tema: el miedo a la soledad.

miedo a la soledad

Ante la imposibilidad de poder verse en persona proliferaron los medios telemáticos y nos tocó compartir nuestro tiempo de trabajo y de ocio a través de una pantalla. Esto aplacaba, en cierta medida, ese anhelo de contacto humano pero no erradicó del todo esa sensación de soledad que vivimos muchos españoles durante tantos meses. ¿Cómo lo viviste tú?

Un «regalo» de esta situación extrema de la pandemia fue que nos obligó a pararnos. A quedarnos quietos. Y muchos tomamos esta oportunidad para evaluar los distintos aspectos de nuestra vida. Por ejemplo: ¿me apetece desplazarme todos los días a la oficina una vez acabe la pandemia o disfruto con el teletrabajo? ¿Realmente quiero dedicarle 8-10 horas de mi vida diaria a este trabajo? ¿Estoy realmente feliz en mi relación de pareja? ¿Me está sobrepasando la maternidad? Aprovecho para rendir homenaje a tod@s los que tuvimos que maternar y paternar en tiempos de pandemia y, además, teletrabajar…Desde luego, no sé cómo «sobrevivimos». Para mí eso sí que era una situación «extrema»…

A otras personas les tocó vivir el confinamiento en soledad y fue un momento trascendental para ellos. Conozco casos de personas que llegaron incluso a plantearse el suicidio porque su angustia vital era extrema. ¿Cómo es posible una reacción así? En estos casos en particular se trataba de personas que habían vivido situaciones traumáticas que estaban enterradas en su subconsciente. Al encontrarse frente a frente consigo mismas frente al espejo día a día, de repente, afloraron del inconsciente. Y, desde luego, hacerte cargo de esto por ti mism@ es desolador. Desde aquí hacemos un llamado a quien se encuentre en una situación así para que pida ayuda. Puede ser un amigo, un familiar o, mejor aún, un profesional como nuestro equipo de terapeutas de Gestalt Terapia BCN.

Pero el miedo a la soledad no está necesariamente relacionado siempre con un abuso o un trauma grave. Puede ser algo aprendido en la infancia. Por ejemplo, si de pequeño te castigaron  a «quedarte solo y encerrado en una habitación» es posible que, de mayor, la idea de quedarte solo te aterre. Porque, de pequeño, la sensación de indefensión y de abandono era insostenible y quedó marcada como una huella en tu cuerpo y en tu mente. Y, desde entonces, relacionas la «soledad» con esas sensaciones desagradables. 

¿Cómo afrontar nuestro miedo a la soledad?

gestionar el miedo a la soledad

De entrada me gustaría aclarar que tener miedo es totalmente humano y natural. Podemos ser más conscientes de nuestros miedos y abrazarlo y utilizarlo para conocernos mejor. Así que, no es necesario rechazar el miedo como si fuera algo ajeno a nosotros. 

Después de partir una lanza por el miedo, hago una lista con algunas sugerencias para «resignificar» tu miedo a la soledad, para poder reconciliarte con él poco a poco, paso a paso.

  • Busca momentos de silencio.

El primer paso para reconciliarnos con el miedo a la soledad es empezar a cogerle gustillo a estar solos. Y una buena forma de hacerlo es encontrar una actividad que te guste realizar en soledad y en silencio. Puedes ser meditar, o bien dedicarte 5 minutos al día a hacer respiraciones conscientes (poniéndole atención a las sensaciones de tu cuerpo). Incluso un paseo por el parque en silencio (sin música, ni podcasts, ni whatsapp).  

  • Atrévete a hacer cosas que te gusten pero en soledad

¿Te gusta el cine? ¿O ir a conciertos? Ir a tomar café, viajar, salir a correr, bailar, cantar…Sea lo que sea lo que disfrutes plenamente prueba a practicarlo en soledad y anota cómo te sientes. ¿Qué pensamientos te vienen a la cabeza? ¿En qué te fijas cuando estás solo? ¿Qué emociones te invaden? Esto es un entrenamiento en toda regla. Y, si le pones atención a ese registro de tus sensaciones, estoy segura de que aprenderás muchísimo sobre ti mismo. 

  • Date mucho amor

Otra buena forma de empezar a crear intimidad contigo mismo es dedicarte unos minutos al día a mimarte, al autocuidado. Puede ser en el formato que sea. Que tu mente y tu cuerpo sepan que tú puedes cuidarte y darte amor. Por supuesto necesitamos al los demás. La necesidad relacional y de contacto es básica y muy humana. Pero la clave aquí es desde dónde nos acercamos al otro. ¿Te acercas al otro únicamente para que te dé, para que te consuele y, en definitiva, «llene tu vacío»? Cuando eres capaz de llenar tu propio vacío, ni que sea parcialmente, tus relaciones empiezan a mejorar porque el enfoque cambia y el otro lo percibe. ¡Te lo garantizo! Así que, ya sabes, mascarilla facial, automasaje con aceites, o simplemente un baño de espuma…¡Mímate cómo te gustaría que te mimaran!

 

¿Por qué nos da tanto miedo o el silencio?

Algo hemos explicado ya más arriba. Puede ser por traumas infantiles, por falta de intimidad contigo mismo, por cómo has aprendido a relacionarte con el otro…Como dice Murakami:

La soledad es la mejor vía al conocimiento

En más de una novela de Murakami, el protagonista emprende un viaje en solitario para escapar de la confusión vital. Este viaje en solitario le permite al protagonista conocer aspectos de sí mismo que desconocía. Ya que sin la protección de la presencia de los demás o de las obligaciones, el encuentro con uno mismo es inevitable.

A veces este encuentro nos da miedo porque siempre hay cosas de nosotros que preferimos no ver por no tener que admitir que nos pertenecen. Mostrar nuestra parte noble o buena siempre es agradable, pero…¿Qué pasa con esas partes de nosotros que no nos gustan tanto? ¿Qué pasa si salen a la luz esas cosas que, aunque en el fondo sepamos, no estamos dispuestos o no sabemos cómo afrontar? Cuando nos quedamos en soledad con nosotros mismos tenemos que enfrentar esa oscuridad que está repleta de miedos, de inseguridades, de comportamientos aprendidos pero no razonados. Y ponerlos en orden. O en algunos casos incluso deconstruirlos para volver a cimentar con nuevas ideas o herramientas que nos sean más válidas en nuestro aquí y ahora. Pero esto sí que lo puedes hacer acompañado, en este caso, por tu terapeuta, psicólogo o coach.

La buena noticia es que cuando aceptamos que una cualidad que no nos agrada en exceso forma parte de nosotros, nos da paz porque ya no estamos en su contra, ya no es una enemiga contra la que pelear. Aceptamos que ese rasgo de nuestro carácter también soy yo….Y ahí descansamos.

Y tú, ¿cómo gestionas tu miedo a la soledad?

Artículo escrito por: Yaiza Morales , terapeuta Gestalt .

Si quieres iniciar hoy tu proceso de terapia y crecimiento personal, aprovecha este descuento. PRIMERA SESIÓN AL 50%.  Contáctanos para reservarla.