Algunos mecanismos de defensa que querrás conocer

Los mecanismos de defensa surgen cuando de pequeños nos enfrentamos a situaciones que nos asustan o nos generan dolor. Es nuestra forma de protegernos y sobrevivir a esa situación ante la que estamos indefensos. Imagínate que de niño o adolescente tu padre te agrade físicamente. Es probable que sientas mucha rabia pero ¿qué haces con esa rabia? 

 

  • Si la reprimes y haces como si no la sintieras, estás disociándote.
  • Si vuelcas tu rabia hacia a tu padre en tu hermano pequeño, gritándole o pegándole a la mínima que haga algo que te molesta…Estás proyectándo tu rabia.
  • Si en vez de cortar la emoción de raíz o volcarla en tu hermano comienzas a autolesionarte, ahí estaremos hablando de “retroflexión”. En este caso, en vez de volcar la ira hacia la persona que nos ha causado el daño, la volcamos contra nosotros mismos.

 

mecanismos de defensa

 

Cuando hay episodios de trauma es muy habitual que entren en juego mecanismos como la represión y la disociación que hacen que de forma inconsciente dejemos de sentir ese dolor abrumador o ese miedo aterrador que no podemos sostener. Es posible que incluso tu cerebro “borre” ciertos recuerdos para que puedas seguir adelante con tu vida. Es algo que observamos y trabajamos a menudo en nuestra consulta terapeútica

 

Como verás hay muchos mecanismos de defensa pero en este artículo abordaremos 4. 

 

La introyección

 

“Antes la obligación que  la devoción”

“Con ese genio nadie te va a querer”

“Los niños no lloran”

“¡Mira que eres tonta!”

“Del dinero no se habla”

“Calladita estás más guapa”

“No seas tan quejica”

La introyección es algo parecido a las “creencias limitantes” del coaching que están ahora tan de moda. Son esas “frases lapidarias” que te han repetido desde pequeño. Pueden venir de tu entorno familiar o social. 

 

introyección padres

Son creencias que hablan mucho de la historia familiar o de la cultura social y que tú asumiste como verdad incuestionable. Sin darte cuenta a día de hoy sigues viviendo la vida siguiendo ese “mandato”. Si de pequeña te decían que eras torpe, de mayor seguramente andes por la vida tropezando y diciendo “¡Uy, qué torpe soy!”. Puede que incluso ni te apuntes a clases de baile, aunque realmente te apetezca porque, claro…¡Cómo voy a apuntarme yo a bailar, con lo torpe que soy!

¿Y si resulta que no soy tan torpe? ¿Y si resulta que esa percepción que tengo de mí no es quien realmente soy? Como terapeutas gestalt es importante para nosotros detectar estos introyectos en nuestros clientes y simplemente señalárselos para que se vayan dando cuenta ellos mismos del peso de esas creencias. Es uno de los mecanismos de defensa más habituales y más difíciles de eliminar…¡Pero no imposible!

 

La proyección

mecanismos de defensa proyeccion

“Mírala…Haría cualquier cosa para llamar la atención”

 

El mecanismo de defensa estrella en España, donde la cultura es la queja y el cotilleo. Hablo del otro por no hablar de mí…Pues, cuidadín, porque todo lo que le censuras al otro, todo lo que criticas del otro dice más de ti que del otro. 

De esto va la proyección. De poner en el otro todas las cosas que no me gustan de mí, aspectos que aún no puedo reconocer en mí, o bien comportamientos que yo no me permito…Los proyecto en el otro en forma de quejas. Parecido a la famosa ley del espejo de la que ya hemos hablado antes por aquí.

También usamos la proyección cuando hablamos por el otro. Por ejemplo cuando interpretamos lo que en nuestra opinión está sintiendo el perro, o nuestro bebé…

Es imposible saber a ciencia cierta si “tu perro realmente está triste porque se siente solo”…O si tu hija de 9 meses está molesta porque estaba muy a gusto en los brazos de su madre y tú te la has llevado a otro sitio”. Es más probable que seas tú, la que esté triste (y no tanto el perro). Si respiras profundo y te das unos minutos para cerrar los ojos y conectar contigo mism@…¿Cómo está la tristeza en ti? ¿Es tuya esa tristeza o la estás proyectando en tu perrete?

Y también puede ser que tú como madre estuvieras muy a gusto con tu bebé en brazos y te molestara que llegara otra persona y “te la quitara”. ¿Puede que estés proyectando tu enfado en tu bebé? O no…Pero, desde luego, es interesante siempre cuestionarse ante situaciones conflictivas si está entrando en juego alguno de estos mecanismos de defensa.

 

La retroflexión 

Este mecanismo neurótico es el opuesto a la proyección. 

Estamos haciendo una retroflexión cuando reprimimos nuestros impulsos más primarios hacia el otro pero dirigimos esa energía hacia nosotros mismos. Por ejemplo, estás muy enfadado con alguien e incluso sientes unas ganas tremendas de agredirle. Como eso no está permitido socialmente inconscientemente comienzas a autoagredirte.

 

mecanismos de defensa retroflexión

También hay retroflexión cuando me “maltrato” a mí mism@ utilizando la adicción para enajenarme. Puede ser una adicción a la comida, al alcohol o a otras sustancias.

 

La confluencia

Confluyes si te pasas la vida diciendo que sí a los demás con tal de pertenecer o por miedo a “no ser abandonado”. Por ejemplo a ti no te gusta nada el crossfit pero vas todas las semanas porque a tu pareja le encanta. O a ti no te gusta beber alcohol pero tus amigos quedan todas las semanas para beber hasta emborracharse. Tú con tal de estar a su lado vas y te emborrachas también.

Conozco el caso de una pareja que llevaban más de 20 años casados y en una conversación con la amiga de su hija salió el tema de si preferían el muslo o la pechuga de pollo. El padre dijo “a mí me gusta más la pechuga”. Ante eso la madre contestó atónita, “No, a ti te gusta más el muslo. ¡Si es lo que siempre comes!” En ese momento su marido confesó que a él lo que más le gusta es la pechuga pero que se la cedía a su mujer porque sabía que la pechuga es la parte que más le gustaba a ella. Ante esa declaración la madre desveló que realmente a ella la parte que más le gustaba era el muslo…

¡Llevaban 20 años comiendo la parte que menos les gustaba del pollo con tal de “contentar” al otro! Cuando con una conversación honesta a tiempo habrían disfrutado mucho más ambos de ese delicioso pollo asado…Este es un ejemplo divertido y real de lo que te pierdes por confluir y no confrontar.

 

confluencia

 

Los mecanismos de defensa pueden serte de gran utilidad durante ciertos períodos de tu vida. Sobre todo cuando eras niño y estabas en una situación más vulnerable. Sin embargo, si ni siquiera te das cuenta de cuándo entran en juego estos mecanismos, podrías estar pagando un precio muy alto.

 

Por ejemplo, si a la mínima que hueles el conflicto, tiendes a ceder para evitarlo, estás usando la confluencia. Cada vez que te alineas con el otro por miedo (de forma inconsciente) estás cediéndole una parte de tu poder personal. ¡Tu opinión también importa!

 

O, por ejemplo, si cada vez que detectas una situación de alta intensidad emocional, huyes o te desconectas, estás disociándote. Tu cuerpo te está “poniendo a salvo” de revivir ciertas emociones que fueron dolorosas para ti pero en tu disociación puedes estar perdiéndote de vivir la alegría y la pasión en todo su esplendor. 

 

Como adulto tú ya tienes los recursos suficientes para hacerle frente a situaciones que, de pequeño, no podías. Sobre todo con el apoyo de un profesional experimentado como los de nuestro equipo

 

Si quieres empezar a descubrir qué mecanismos de defensa has adoptado desde pequeño y cómo están coartando tu vida en el presente, estaremos encantados de ayudarte con una escucha empática, sin juicios. Te guiaremos y apoyaremos en tu camino de autoconocimiento. 

 

¿Has reconocido alguno de estos mecanismos en ti? Déjamelo en comentarios. ¡Te leeremos y te contestaremos!

 

 

Si quieres probar la terapia gestalt, aprovecha este descuento. PRIMERA SESIÓN AL 50%. Contáctanos para reservarla.

Artículo escrito por: Inés Moreno. Síguenos en Instagram para más contenido sobre crecimiento personal, gestión emocional y terapia gestalt.