Hablemos de victimismo
A nadie le gusta que le digan que se está victimizando…Recuerdo cuando me hablaron por primera vez de victimismo y me di cuenta de que era algo que yo hacía habitualmente…¡Puff! Me explotó la cabeza y estuve mucho tiempo sintiéndome mal. No me gustaba esa parte mía.
¿De dónde surge el victimismo?
La gran mayoría de nosotros recurrimos al victimismo de forma inconsciente desde pequeños. En muchos casos surge porque cuando éramos niños descubrimos que llorando y “dando pena” conseguíamos lo que queríamos. Así que comenzamos a utilizar este mecanismo como herramienta.
En ese momento seguramente era difícil que se te escuchara a no ser que “montaras un drama” así que probablemente era una de las pocas formas de sentirte visto, escuchado y atendido. ¡Ojalá hubiéramos tenido figuras de apego más disponibles!
También es posible que hayas aprendido a “hacerte la víctima” de tu padre o de tu madre. Si tus progenitores eran muy victimistas, seguramente sea algo que hayas copiado. O bien algo que te rechine sobremanera. Algo que, a día de hoy, no toleres en lo más mínimo porque te recuerde a muchas situaciones injustas de tu infancia en las que tu padre o tu madre intentaba conseguir atención y cuidados haciéndose los desvalidos.
En muchos casos cuando una madre o un padre son muy victimistas acaban invertiendo los roles de “cuidador/cuidado” con sus hijos. Los niños terminan convirtiéndose en “padres de sus padres”, lo cual es muy injusto. Es todo un lío sistémico familiar que, sin duda, te invito a desenredar en consulta con nosotros, si identificas que este es tu caso.
¿Te has pillado alguna vez haciéndote la víctima para conseguir algo?
El problema llega cuando vamos creciendo y seguimos usando el victimismo como forma de chantaje emocional.
Ya de adulto es probable que seas más consciente de cuando “decides montar un pollo” porque las cosas no están saliendo como tú querías…¿O no?
Perdona, si estoy siendo dura, pero es que yo soy una Drama Queen total. Así que sé de lo que hablo…
Yo no cuestiono en absoluto la necesidad que originara ese “pollo” pero creo que, si consigues cambiar la forma en la que satisfaces esa necesidad saldrás ganando tú y también tu entorno.
Será una liberación para ti porque ser una víctima o un Drama King o Queen constantemente cansa mucho. ¿No crees? Y ni te imaginas lo refrescante que será para tu círculo más íntimo: pareja, amigos, familiares…¡Menudo alivio ver qué eres capaz de pedir las cosas claramente desde la tranquilidad!
Cómo dejar de ser victimista
A ver, no te voy a engañar. Como experta Drama Queen ya te digo que no es fácil prescindir de este mecanismo que nos lleva acompañando tanto tiempo.
Pero creo que si empiezas por darte cuenta cada vez que estás montando una escena…Ya tienes mucho ganado. Ese es el primer paso SIEMPRE en la terapia gestalt: darte cuenta cuando el victimismo entra en juego o justo después.
Si eres capaz de verlo, significa que has podido tomar un poco de distancia entre tú y ese “mecanismo”. Eso es importante. Porque aunque lleves mucho tiempo siendo super dramátic@ realmente no es algo que te defina. Tú no eres tu victimismo. Puedes modular el uso de esta “herramienta”.
Una vez tengas ya completamente identificado el comportamiento y puedas cambiarlo, podrás decidir ser dramátic@ de forma consciente cuando te convenga. Cuando no signifique manipular al otro. Por ejemplo cuando estés contando una historia y quieras añadir un toque de “salsa” para que todo el mundo se enganche y se divierta. Ahí sí que te puede servir este rasgo.
¿Y cómo llegamos a ese punto?
Bueno, yo aún estoy en ello. Pero te diré que al estar entrenad@ en detectar el mecanismo llegará un momento en el que te des cuenta justo antes de montar el pollo.
Puede que te des cuenta y aún no seas capaz de pararte. ¡Igualmente enhorabuena por ese progreso! Estás más cerca de modificar esa conducta. Algo que llevas años haciendo no se cambia en 2 días.
Por experiencia también te digo que SÍ es posible darse cuenta de que te estás poniendo victimista y parar antes de pasarlo mal tú y de impactar a los demás.
Cuando lo consigo suelo parar, respirar y alejarme de la situación durante unos instantes para tomar perspectiva y aclararme. Una vez estoy más calmada identifico qué es lo que me ha activado el mecanismo. ¿Qué es lo que me ha desregulado emocionalmente? ¿Un conflicto de intereses y necesidades? Es clave ponerle nombre a lo que estoy sintiendo y a lo que yo necesito para poder así exponerlo de forma calmada, abierta y honesta a la otra persona y poder llegar, así, a un acuerdo entre adultos.
Aprovecho este artículo para celebrar todas las veces que he conseguido parar mi victimismo y también para confesarte que aún sigo haciéndome la víctima de vez en cuando de forma más o menos consciente. No soy perfecta…Nadie lo es. Lo importante es que tengo ganas de ser menos victimista y estoy en ello.
Y tú, ¿desearías poder pedir lo que necesitas, lo que quieres, desde la tranquilidad y la asertividad? El trabajo personal es maravilloso para conseguirlo. Te animo a ponerte en contacto con nosotros. ¡Te acompañamos en tus objetivos de crecimiento personal!

Si quieres probar la terapia gestalt, aprovecha este descuento. PRIMERA SESIÓN AL 50%. Contáctanos para reservarla.
Artículo escrito por: Inés Moreno. Síguenos en Instagram para más contenido sobre crecimiento personal, gestión emocional y terapia gestalt.